viernes, 31 de agosto de 2012

Pasado, Presente y: MADRE

Mi bisabuelo (el papá de mi abuela materna) pertenecía al APRA. Fue un dirigente importante del partido en Huancayo (ciudad donde nací). Cada vez que la ciudadanía salía en marchas a hacer sentir su voz de protesta y se presumía que el APRA organizaba dicho evento mi bisabuelo era buscado de inmediato por la policía y llevado a la cárcel sin derecho a reclamo ni a alguna otra consideración. Los años pasaron y ya en sus últimos días él hizo prometer a su yerno que no incursionara en política. Uno de sus deseos era evitar que su hija sufriera tanto o más que mi bisabuela.

Mi abuelo cumplió esa promesa y siempre que el tema en cuestión era "política" pronunciaba una frase muy conocida: "La política no sirve para nada". Él era apolítico. No sólo eso. Era una persona que encontraba muy desagradable el ser llamado "abuelo" o "abuelito". No le gustaba. A él todos lo conocimos como Papá Leopoldo. Y así fue hasta siempre. Si mi abuelo era Papá Leopoldo entonces llamar a mi abuela como tal no se veía bonito ni cariñoso. Era mejor decirle Mamá Eva y así lo hacemos todos. La familia sabe que Mamá Eva vive en Huancayo y que Papá Leopoldo vive en nuestros recuerdos. Como les contaba Papá Leopoldo era apolítico. En cambio Mamá Eva no. Ella es aprista. Si bien no participó, con el mismo entusiasmo de mi bisabuelo, en todas las actividades y propuestas del partido sí compartió con sus hijos (mis tíos y mi madre) su gran admiración por Víctor Raúl Haya De la Torre y por ideas fuerza tales como "Sólo el APRA salvará al Perú".

Con el tiempo mis tíos expresaron con mayor fuerza que mi madre (quien actualmente es apolítica) su confianza en el APRA. Recuerdo que incluso en los tiempos en que yo me preparaba en la academia para ingresar a la UNMSM mi tío afirmaba que la mejor opción era la UNFV por ser la universidad del APRA.

Ahora viene a mi mente la ocasión en que mi tío salía de la UNCP muy feliz por haber aprobado una asignatura difícil presentando un trabajo para el que se amaneció durante 4 días y el contraste de su alegría inicial con su preocupación del día siguiente cuando encontró su nombre en una lista, pegada en la puerta principal, que indicaba las identidades de los alumnos y profesores que debían morir. La lista estaba firmada por Sendero Luminoso y el nombre completo de mi tío se distinguía con mucha claridad. Fue una época triste para la casa en Huancayo. Si no me equivoco para hacer ese proyecto mi tío no aceptó en el grupo a un alumno que faltaba a clases muchas veces, que se presentó de casualidad el día de la entrega de trabajos y que ahí le amenazó con represalias por parte del "partido del pueblo" si su nombre no era considerado, ante el profesor de la asignatura, en la presentación del proyecto para el cual no ayudó de forma alguna. Yo me enteré de esto en cierta ocasión que mi abuela conversaba con su mejor amiga. Nunca hablé del tema con mi tío.

Recuerdo que en casa de mis abuelos había un almanaque con la figura de Alan García y mis tíos, al respecto, solían hacerle bromas a mi padre por ser un político de izquierda.

También recuerdo una ocasión en que mis papás, mis hermanas, mis abuelos y yo cenamos juntos hablando sobre política. Papá Leopoldo, hablando fuerte, explicaba que meterse en política era la peor decisión que se podía tomar y quizás lo hacía refiriéndose a mi padre (que en ese momento era el más político de la mesa). A su lado Mamá Eva, en voz baja, complementaba el discurso de Papá Leopoldo con algunas frases que yo podía escuchar.

Papá Leopoldo: Yo no soy político.
Mamá Eva: Yo soy aprista.
Papá Leopoldo: Jamás podrán encontrar algún documento que me vincule s algún partido.
Mamá Eva: Yo tengo mi carné y paticipé en algunas elecciones.

Me pareció graciosa esta situación. Digna de recordar en un momento como este.

La vida siguió su curso. Si tuviera que resumir la presencia de mis tíos, mi madre y Mamá Eva en política concluiría que fue una participación mínima pero aún así apasionada. Ellos poseen corazones apristas.

Es probable que mi abuelo no sea un ejemplo de político intachable. No era político. No tenía porque serlo. El ejemplo que rescato de él es su firmeza para mantener su palabra a lo largo del tiempo. A lo largo de su vida. Papá Leopoldo era un hombre de honor. En su entierro uno de los asistentes dijo de él que fue un profesor que poseía mística a la hora de enseñar a sus alumnos. Mística significa "experiencia de lo divino". Pienso que el orador de turno tenía mucha razón. Los recuerdos relacionados con Papá Leopoldo son muchísimos. Definitivamente él forma parte de una relación donde se hallan los nombres de personas que no debieron morir. A veces cuando me preguntan por él todavía digo que vive en Huancayo con Mamá Eva. A veces hasta creo que sigue siendo así.

A Papá Leopoldo le gustaba cantar "Adiós pueblo de Ayacucho". Muchos de mis recuerdos de infancia van acompañados de la letra de esta canción con la voz de mi abuelito. Quiero compartir hoy con ustedes un poco de magia.


sábado, 28 de julio de 2012

Una misa para todos o todas las misas para uno

Me parece injusto que hoy, día de la independencia de Perú, una vez más contemplemos a través de la televisión de señal abierta solamente la ceremonia que la iglesia católica desarrolla como parte de esta fecha. ¿Qué acaso no existen otras religiones en nuestro país que compartirán la misma alegría celebrando a su manera? ¿No sería acaso más interesante que algún medio exponga a sus fieles televidentes el qué hacen por estas fechas también los evangélicos, testigos de Jehova, mormones, adventistas, protestantes, etc.? ¿O es que las otras religiones no festejan esta fecha? ¿Acaso los ateos y agnosticos no disfrutan las fiestas patrias?

Es cierto que muchos peruanos son católicos pero, si queremos considerar sólo a los grandes grupos, hace mucho que los evangélicos y los testigos de Jehova merecen un espacio de participación parecido al que recibe la iglesia católica cada 28 de julio. Aún así seguiría siendo injusto que sólo 3 religiones accedan a la televisión de señal abierta.

Aquí no estoy considerando que algunas religiones ya tengan canales de televisión propios, ni estoy desmenuzando el artículo Nº 50 de la Constitución Política de Perú de 1993, no estoy exponiendo estadísticamente acerca del porcentaje poblacional que le corresponde a cada religión, tampoco comparo número de creyentes (de cualquier religión) versus número de no creyentes (en cualquiera de sus variantes), no creo que ateos y fieles de otras religiones estén llorando a mares frente al televisor mientras habla el cardenal, ni creo que todos los católicos permanecerán atentos a la misa con rosarios en las manos y sufriendo porque no podrán depositar sus monedas en la bolsa para las limosnas. Lo que considero es el aspecto simbólico de esta situación. Simbólicamente sólo una parte de los peruanos celebró fiestas patrias durante la duración de esta misa católica. Todos no. Sólo una parte. Veo con indignación que una fecha especial, como es cada 28 de julio, día de la independencia de Perú, día de nuestro Perú, día de todos los peruanos, se convierte (durante lo que dura la misa y Te Deum) en el día de algunos peruanos.

Esta lamentable costumbre viene reforzada por la presencia del presidente de la república, familia, congresistas y un largo etcétera en la misa que anualmente lleva a cabo la iglesia católica con motivo de estas fechas. El presidente de todos los peruanos representa, durante esa misa, sólo a los peruanos católicos, no a los peruanos no creyentes ni a los de otras religiones. Lo peor de todo es que luego no acude a cada celebración que realizan las otras religiones. Es lógico. Son tantas que tomaría mucho tiempo llevar a cabo tantas reuniones. O todos o ninguno señor presidente, o todos o ninguno.

¿Qué podría hacerse ante esta situación? Aunque resulte tedioso primero se necesita conocer el número de instituciones religiosas que existen en nuestro país. Luego dejar de lado la costumbre de asistir a la iglesia católica e invitar, cada 28 de julio, a todos los representantes de cada institución religiosa al palacio de gobierno a fin de escuchar sus propuestas para lograr un mejor desarrollo del país. Después poner a disposicion de los representantes religiosos una sala especial (podría ser el ambiente donde se llevó a cabo la exposición "Machu Picchu, cien años después: el reencuentro") para que, tras elaborar un horario adecuado, se lleven a cabo reuniones de Ingreso Libre donde cada fe religiosa celebrará una "Misa por el Perú". ¿No les parece algo más justo? Esto es posible de llevar a cabo.

Fui, durante mi niñez, muy católico. Posteriormente me interesé en las diversas religiones existentes y poco a poco me alejé del catolicismo. Luego de un tiempo me convertí en ateo pero mantuve siempre mi interés por las variadas expresiones de fe y también seguí siendo respetuoso del que piensa, siente y cree en forma diferente a mi. No soy perfecto ni muy justo pero considero que mi sugerencia es más equitativa que la actual forma en que se lleva a cabo la celebración de nuestras fiestas patrias en el aspecto religioso. El tiempo me dará la razón al ponerse en práctica mi idea o al llevarse a cabo algo más salomónico y bello. Algo mucho mejor.

martes, 26 de junio de 2012

Pasado, Presente y: PADRE

Mis abuelos paternos eran apristas. Apristas de corazón. No sé si mi abuelo tenía carné de militante del partido pero él y mi abuela eran apristas.

Cuando se discutía en diversos medios si Alan García Pérez merecía postular nuevamente a la presidencia (mucho antes de su segundo gobierno y antes que regresara) él decía que lo mejor era dejarlo participar: “el pueblo decidirá si gana o no”. Mi abuelo era muy aprista.

Él fue alcalde de Chipao (distrito de la provincia de Lucanas en el departamento de Ayacucho) y formó parte de la Guardia Republicana. Ante todo era un verdadero patriota. En el tiempo en que yo estuve en la academia mi abuelo y yo fuimos a la azotea de la casa del Rímac para poner la bandera del Perú con motivo de las fiestas patrias. Sin otra persona presente ambos ubicamos la bicolor en el lugar más alto. Antes de irnos él me pidió que cantáramos el Himno Nacional. No me sorprendió su pedido. Ahí, ante la bandera, abuelo y nieto cantaron. Fue un momento inolvidable que no se repitió.

Otro recuerdo que tengo de él y de mi abuela se relaciona con el mercado de Ciudad y Campo (en el distrito de Rímac) donde ambos trabajaron por años. Era la celebración del aniversario del mercado y los dirigentes de ese entonces pidieron que uno de sus fundadores, es decir mi abuelo que vivía en la casa de mi tía y al frente del mercado, saliera a saludar a los alegres socios presentes. Desde el balcón de la casa mis abuelos saludaron y el aplauso de los presentes sonó imponente. Ellos al respecto comentaron que lo mejor hubiera sido saludar a los demás con un pañuelo blanco en la mano. No era necesario pensarlo mucho para descubrir la clara alusión a Víctor Raúl Haya De la Torre. Ambos dijeron que la idea llegó luego de pasado el saludo.

Ahora no recuerdo más escenas relacionadas con política. Quizás conversando con mi padre pueda recordar y descubrir nuevos detalles. Mi padre, su hermano y hermanas, compartieron con mis abuelos esa admiración por Víctor Raúl Haya De la Torre. Sin embargo mi padre es de izquierda. Izquierdista de corazón. Es él quien más ha incursionado en política de los cuatro hermanos que son.

El primer recuerdo que viene a mi mente es de un enorme número cinco de color rojo oscuro pintado en el suelo del patio de la casa de Oxapampa (provincia de Pasco). Mi padre postulaba al cargo de Diputado Regional por Pasco dentro de Izquierda Unida. Ganó dichas elecciones.

Mi padre mantenía una fuerte amistad con Fernando Mejía Egochaga y Aladino Melgarejo Ponce. No recuerdo exactamente algunos hechos pero aún tengo presente en la memoria la visita que hicimos, padre e hijo, a uno de ellos. Fuimos en la noche a su casa. El paciente en cuestión estaba muy delicado de salud y por ello descasaba temprano en su cama. Recuerdo borrosamente a su esposa y a su hijo. Fue una visita médica común y corriente. Nadie sabía lo que pasaría después. Nadie. ¿Nadie? Fernando Mejía Egochaga y Aladino Melgarejo Ponce fueron asesinados esa noche. Los mataron por ser de izquierda. A sus familias las torturaron salvajemente. Cuando mi padre y diversos pobladores de Oxapampa se enteraron de los hechos se organizaron en comités de búsqueda de los cuerpos. Demoraron mucho debido a las medidas adoptadas por los asesinos para desaparecer los cadáveres. Años después, cuando estudiaba en secundaria, uno de mis profesores (específicamente el profesor Bondy) narró durante clases el cómo vivió esa noche. Detalló que el grupo de asesinos tenían dos objetivos más: El padre del profesor Bondy y mi padre. De acuerdo a lo contado por mi profesor su padre, al percatarse que este grupo de asesinos lo buscaba, evitó abrir la puerta de su casa y mantuvo lo más seguro posible su domicilio a fin de evitar que ingresen usando la fuerza. Si no me equivoco dieron a entender a todos los que tocaban (entre ellos los asesinos) que la casa estaba vacía. El padre del profesor Bondy sólo pudo advertir a mi padre vía telefónica a fin que hiciese lo mismo. Confieso que aún no he buscado aclarar más detalles del tema con mi padre. La verdad es que le dolió mucho la muerte de sus amigos.

Diversos recuerdos surgen después mientras busco concentrarme en sus actividades relacionadas con política. Fue también Regidor en la Municipalidad Provincial de Oxapampa, Director del Hospital “Daniel Alcides Carrión” de Pasco, Director Regional de Salud en Pasco y postulante al cargo de Alcalde de la Municipalidad Provincial de Oxapampa. Estos puestos relacionados con su participación dentro de Izquierda Unida (IU) y el Movimiento Nueva Izquierda (MNI) son una muestra sesgada de todo el aporte que él brindó y brinda a la sociedad como médico, político y ciudadano responsable.

Como su hijo no seré totalmente objetivo. Considero que conozco sus defectos y virtudes lo suficiente como para seguir admirándolo y considerándolo un referente político de importancia vital en mi vida. Padre, a la distancia te envío un fraterno saludo izquierdista.

Para terminar compartiré con ustedes esta canción de Martina Portocarrero que es una de las favoritas de mi padre.


miércoles, 6 de junio de 2012

Un saludo izquierdista

Estimados compañeros / camaradas:

Como simpatizante de izquierda me presento ante la sociedad virtual y envío un saludo fraterno a cada uno de mis lectores sin excepción alguna. Desde mi perspectiva el sólo hecho de compartir una visión izquierdista de la sociedad es motivo más que suficiente para considerar aliados a muchas personas, partidos y organizaciones. Es cierto que actualmente la izquierda peruana se encuentra muy fracturada pero nada es para siempre. He visualizado sangre nueva en las organizaciones de izquierda que voy visitando y apoyando y eso me permite concluir que la unidad está más cerca de lo que los sectores negativos de la derecha creen.

He heredado de mi padre, Raúl Garrido Llosa, su convicción izquierdista. Es él la primera figura política que admiro y de quien conservo recuerdos inolvidables de su participación como Diputado Regional por Pasco dentro de Izquierda Unida. Fue él quien me inspiro a ser de izquierda. A él y a los muchos líderes de la izquierda peruana mis respetos y admiración eternas. Buscaré destacar como líder y trabajaré en equipo siempre. La unidad de la izquierda peruana es difícil, necesaria e inevitable.

Los dejo con una excelente versión de la canción "El pueblo unido jamás será vencido" interpretada por el grupo italiano Banda Bassotti. Hasta el siguiente escrito.